¡Ven y sígueme!
El final de los tiempos se manifestará si me apoyas y te unes a mí para acabar con la violencia y la represión. Tras esta última lucha, daré origen a un Nuevo Mundo que perdurará en la Libertad, equidad, igualdad y desarrollo.
Comienzo mi camino hacia el Vaticano y les invito a que me sigan. Quiero que el mundo entienda que mi destino no es Jerusalén, como se cree, sino el Vaticano, donde reside el Papa, a quien llamaré Pedro. En esa Ciudad Santa, estableceré la Nueva Humanidad que se menciona en las Sagradas Escrituras. A continuación, expongo 14 eventos significativos que se llevarán a cabo en el tiempo del fin bajo mi conducción.
La gente evaluará si realmente soy el profeta esperado (Deuteronomio 18:18-19). El tiempo culminante empieza al abrir mi camino hacia el Vaticano, invitando a todos los ciudadanos y a sus gobernantes elegidos a que me sigan. Esta será una movilización global que evocará el Éxodo, para exigir a las dictaduras que renuncien al poder y convoquen elecciones libres y democráticas. Es el momento propicio para superar el autoritarismo con la libertad a nivel global (Romanos 12:21).
También pediré a todos los organismos internacionales que me sigan en mi camino, renunciando a sus intereses particulares y dedicándose al bienestar de la gente. Cuando el mundo sea democrático y pacífico, estaré al frente de una ONU renovada con el respaldo de todos los gobiernos. Así se cumplirá Jeremías 10:7 y otros textos al tenerme como máximo líder político global. (Lucas 5:1).
Durante mi camino hacia el Vaticano también pediré a las religiones, tanto cristianas como no cristianas, que se sumen al movimiento renunciando a los rituales y prácticas que ya no tienen relevancia en la actualidad (Marcos 1:16-20). De esta manera, la Iglesia y las demás religiones se convertirán en barcas vacías, liberadas de las ataduras del pasado (Lucas 5:2).
Cuando las religiones se queden vacías, entraré al Vaticano, que es la sede de la barca de la Iglesia (Lucas 5:3). La multitud, compuesta por ciudadanos, instituciones y gobiernos, me aclamará, representando a toda la humanidad (Marcos 11:9-10). El Papa, en su papel de líder ecuménico e interreligioso, me dará la bienvenida como "rey de la tierra" Salmos 47:7-9), comenzando así el Domingo de Ramos y la Semana Santa.
En el Vaticano, reuniré a todos los obispos, al Papa y a los líderes de las religiones ecuménicas e interreligiosas que hayan dejado atrás sus rituales y prácticas religiosas. Allí compartiré mi visión de la Nueva Humanidad, que representa la transformación de la nueva ONU en mi Cuerpo social, realizando el misterio del Cuerpo de Cristo. Mi propuesta será aprobada y resolverá de forma definitiva todos los textos sagrados de las religiones milenarias. (Marcos 4:33-34).
Al finalizar el Concilio, el Papa, como figura ecuménica e interreligiosa, testificará ante el mundo en la ceremonia de unción, reconociéndome oficialmente como el "rey Mesías". El Papa me entregará el trono que me pertenece. Este gesto indicará que asumiré los títulos papales y tomaré el control de la barca de la Iglesia. Así, el Papa me coronará como el líder supremo, tanto político como religioso, del mundo, dando inicio a la era mesiánica. (Mateo 16:15-16).
Estaré al frente de la barca de la Iglesia y de la barca que representa a las demás religiones como Pastor Universal. Anunciaré a las naciones que mi proyecto de la Nueva Humanidad ha sido aprobado en el concilio. Éste proyecto será un plano del nuevo Templo Humano, que es el Cuerpo de Cristo. Luego de éstas instrucciones, las naciones se ponen a mi disposición para iniciar la construcción de esta gran obra universal. (Éxodo 19:5-8).
Daré inicio a la edificación del Templo Humano con la Ceremonia de Colocación de la Primera Piedra, que marcará el cambio de nombre del papa a Pedro (Juan 1:42). La Iglesia ha tenido 266 papas, pero solo uno se llamó Pedro: el primero. En este evento, designaré al último Papa como Pedro II, quien será el fundamento del Templo Humano, mi futura Iglesia (Mateo 16:18). Además, lo designaré como mi segundo al mando de las barcas.
La barca vacía de la Iglesia comienza su viaje hacia la eternidad al acoger al mundo renovado. Ordenaré a Pedro que abra las puertas de la barca para que entren primero las organizaciones internacionales, regionales y nacionales, que han renovado su labor en beneficio de la gente Así, los iré transformando a cada una de estas instituciones globales que desempeñan diferentes roles en los Miembros de mi Cuerpo Humano (Cuerpo de Cristo). Este suceso marcará la primera etapa de la Pesca Milagrosa (Lucas 5:4-6).
Los líderes ecuménicos e interreligiosos se juntan con Pedro para dar inicio a una nueva fase de liderazgo pastoral en sus barcas. Su misión será seguir mi mandato de reunir a todas las naciones y dividirlas en dos grupos. Les diré que el primer grupo, que ha cumplido con sus deberes internacionales, podrá entrar en las barcas, mientras que el segundo grupo, que no lo ha hecho, deberá esforzarse para ser admitido. Al finalizar esta tarea, ambas barcas estarán repletas de naciones renovadas que han cumplido con el Derecho Internacional (Mateo 5:17-18; 25:31-46).
Al finalizar la entrada de la humanidad nueva en las barcas, procederé a renovar el Colegio Episcopal, el conjunto de obispos encabezado por Pedro. Los líderes ecuménicos e interreligiosos que hayan estado a mi lado serán escogidos para participar en este proceso. Así, formaré un grupo igualitario e inclusivo que gobernará conmigo a la nueva ONU (Mateo 19:27-28; Marcos 3:13-19). Con este nuevo Episcopado, se completará la construcción de mi Cuerpo Humano, el Hombre Nuevo (Lucas 5:8-10).
El viaje de las barcas que encarnan las religiones mundiales finalizará al llegar a la otra orilla de la eternidad. Allí, las barcas desaparecerán al completar la creación del Hombre Ideal, que será Cristo (Lucas 5:11). Cristo será la cabeza junto al nuevo Colegio Episcopal como sus miembros superiores, y la nueva ONU como sus miembros inferiores. Él y sus miembros formarán un solo Cristo (1 Corintios 12:12-27). Él llamará a sus miembros institucionales como su Cerebro, Nervios, Sangre, Huesos, Pies, Manos, Ojos, etc. El Hombre Total, un único Yo para siempre. Yo Soy (Juan 8:28).
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